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Wimbledon 2024: Un Día de Historia, Familia y Tributos en el 14 de Julio

01/09/2025

En el 137º Campeonato de Wimbledon, el último día de acción ofreció no solo un espectáculo deportivo inolvidable, sino también un encuentro de emociones intensas y momentos de gran significado familiar y personal.

El foco de atención en este día no solo estuvo en las históricas jugadas de los atletas, sino también en el simbolismo que marcó la jornada, especialmente dentro del Royal Box, un lugar que siempre refleja la majestuosidad y el legado de Wimbledon. En un momento sin precedentes, la presencia de Su Alteza Real la Princesa de Gales, quien hacía su segunda aparición pública desde el anuncio de su tratamiento contra el cáncer, conmovió a todos los presentes. Con un elegante vestido púrpura real, la princesa asumió su rol como Patrona del All England Club, reafirmando su compromiso y fortaleza ante las adversidades personales.

Al llegar al Royal Box, la princesa fue recibida con una ovación de pie que duró varios segundos, un reconocimiento a su valentía y su figura como un símbolo de resiliencia. A su lado, se encontraba su hija, la princesa Charlotte de Gales, quien, con su inocencia y frescura, aportó un toque de ternura a la ocasión. También la acompañaba su hermana, Pippa Matthews, quien ha estado junto a ella durante estos momentos tan difíciles, demostrando una vez más la importancia de la familia en estos tiempos de prueba.

Además de la cercanía familiar, la princesa estuvo acompañada de su equipo cercano, formado por su secretario privado, el teniente coronel Tom White; su secretaria asistente, Natalie Barrows; y Lee Thompson, secretaria de comunicaciones en el Palacio de Kensington. Estos miembros del círculo de confianza reflejan el apoyo y la estructura que la princesa ha mantenido durante su tratamiento, demostrando la importancia de las relaciones personales y profesionales en momentos de desafío.

La jornada también estuvo marcada por la presencia de otras figuras de la realeza, como Sus Altezas Reales el Príncipe y la Princesa Michael de Kent, quienes arribaron al evento acompañados por su hijo, Lord Frederick Windsor, y su esposa, Lady Frederick Windsor, completando un conjunto real que añadió un toque de solemnidad al evento.

Sin embargo, lo que hizo aún más especial esta edición de Wimbledon fue el tributo a quienes han dejado una huella imborrable en el deporte y en la sociedad. Lindsey Burrow, viuda de Rob Burrow, el reconocido jugador de rugby fallecido a causa de la enfermedad de las neuronas motoras, fue invitada especial por la presidenta del All England Club, Deborah Jevans. Este homenaje, profundamente emotivo, no solo rindió tributo al deportista, sino que también puso de relieve la lucha contra la adversidad, algo que se sintió en el ambiente del estadio, que respondió con calidez y respeto al acto.

En el plano deportivo, el ambiente estaba cargado de historia. Durante este 14 de julio, se conmemoraba el 50 aniversario del primer título de la legendaria Chrissie Evert en Wimbledon, un evento que marcó su carrera y dejó una huella en la historia del tenis. La exjugadora, quien ganó tres títulos individuales en este torneo (1974, 1976, 1981), fue una invitada especial, celebrando junto a su hermana menor, Clare Evert-Shane, esta significativa fecha. Evert, que estaba presente en calidad de espectadora y no como comentarista, recordó sus glorias pasadas, mientras el público la ovacionaba como la «reina de las canchas» que tantas veces conquistó el césped de Wimbledon.

La jornada fue una mezcla perfecta de momentos de emoción, historia y tradición. «Siempre como nunca antes» es el lema de Wimbledon, y este 14 de julio fue un fiel reflejo de ello. Mientras en la cancha se vivían intensos partidos que dejaron huella en los aficionados, fuera de ella, el evento ofreció un recordatorio de la importancia de la familia, la unidad y el apoyo mutuo, tanto en el deporte como en la vida.

Este 14 de julio de 2024 en Wimbledon fue, sin lugar a dudas, un día inolvidable. Un día en el que se unieron los lazos familiares, los tributos a las grandes figuras deportivas y el espíritu de superación que caracteriza al torneo más prestigioso del tenis mundial. Y, como siempre, Wimbledon se mostró como un escenario que trasciende el deporte para convertirse en un reflejo de los valores que unen a la sociedad, donde la pasión por el tenis se mezcla con la admiración por la fortaleza humana.